miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿SIENTES INSEGURIDAD? CONFÍA EN TÍ!





¿Quién no ha sentido alguna vez ese sentimiento de inseguridad que en muchas ocasiones nos paraliza, impidiéndonos expresarnos libremente o actuar de acuerdo con lo que sentimos?

¿O quien no ha sentido alguna vez la duda constante de si lo que hemos dicho o hecho es lo acertado o no?

Bajo esta inseguridad, se esconde el miedo. El miedo a una valoración externa. Seremos lo bastante buenos, nuestras aportaciones serán lo bastante interesantes, estaré haciendo lo que se espera de mí, soy lo suficientemente capaz, seré aceptado ... 
 
Cuando la inseguridad aparece de forma recurrente, puede generarnos sentimientos de tristeza, cobardía, arrepentimiento, mediocridad... que interfieren en como  nos desenvolvemos en el entorno y en las valoraciones que hacemos de nosotros mismos, disminuyendo así nuestra autoestima.
 
Para sentirnos mejor, buscamos constantemente la aprobación de los demás, y son los otros quienes nos dicen si lo que hacemos está bien o está mal.
 
Ésta es nuestra trampa. Ponemos nuestra seguridad al servicio de aquello que no controlamos, como la opinión de los demás, avivando así ese sentimiento de seguridad interno. 
 
La seguridad interior viene de la confianza en uno mismo. Confiar en nuestras propias capacidades, en nuestros recursos y vivir los errores como una faceta para el aprendizaje.
 
Debemos tener siempre la convicción de que sabremos adaptarnos a las nuevas situaciones que se nos presenten sean las que sean.
 
                                                        
 
                                                 ¡CONFIA EN TI!

 

 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

EL AUTOCONTROL EN LA ADOLESCENCIA

 
 
La adolescencia por sí misma es una edad de descontrol (dentro de unos límites) y tiene que ser así hasta llegar a la edad adulta.
 
Es importante  trabajar esta falta de autocontrol, sobre todo en la adolescencia, ya que es la edad de los impulsos y las hormonas. De esto dependerá el control en otras áreas, ya sea en la alimentación, en las adicciones, en las pulsiones agresivas, en el uso del tiempo de ocio...
 
Los adolescentes y jóvenes con una alta autoestima  mal enfocada, pueden convertirse en omnipotentes, narcisistas y sobre todo muy poco tolerantes a la frustración.
 
No tienen claro lo que necesitan, pero sí saben perfectamente lo que desean. Sólo tienen impulsos y tratan de imponer, someter y dominar a los otros, hasta que éstos sean satisfechos casi al momento, sin dejar espacio a la negociación.
 

El autocontrol nos permite identificar los sentimientos y aprender formas adecuadas para poder manejar las emociones de una manera constructiva. Es un aprendizaje lento pero muy necesario para el futuro.
 
 
 
 

jueves, 12 de noviembre de 2015

NORMAS Y LÍMITES





Toda sociedad necesita unas normas para convivir.
El primer grupo social al que pertenece el niño y en el que aprende a convivir es la familia.
 
 

Establecer unas normas y límites en el contexto familiar es el principal factor de protección para reducir la probabilidad de aparición de conductas de riesgo de nuestros hijos.
 
Esta tarea, en ocasiones, no resulta nada sencilla.
El cansancio, el estrés, el temor a que nuestros hijos dejen de querernos...hace que en ocasiones, seamos demasiado permisivos, o por el contrario, nos coloca en una posición autoritaria.
 
El papel de los padres/madres en este ámbito, se centra en establecer y aplicar unas normas claras, pertinentes y razonables. 
Un modelo que deja espacio para la libertad y que supone educar a los hijos en la capacidad para tomar decisiones y para actuar de forma responsable ante los diferentes retos de la vida cotidiana.






miércoles, 21 de octubre de 2015

¿PORQUÉ EL CASTIGO NO DA RESULTADO?




Hay mucha diferencia entre adquirir disciplina mediante la identificación con las personas a las que se admira o que te impongan o, a veces, te la inflijan dolorosamente.
 
El castigo puede reprimir al niño en un momento dado, pero no le enseñará disciplina. Lo que los niños aprenden del castigo es que la fuerza es la razón.
Cuando los niños son lo suficientemente mayores y fuertes, buscarán la revancha, así muchos niños castigan a sus padres actuando de modo que les disguste.
Cualquier castigo (corporal o emotivo) nos pone en contra de la persona que nos la inflige. Y aquí debemos recordar que las heridas de los sentimientos pueden durar mucho más que el dolor físico.
Aunque las críticas o el temor al castigo puedan impedir que hagamos algo que está mal, no nos hace sentir el deseo de obrar bien.
Es conveniente dejar de utilizar estas medidas de corrección negativas y dar paso a otros métodos para la educación de nuestros hijos que promuevan la única disciplina eficaz, la autodisciplina, la cual responde al deseo interno de actuar meritoriamente con el fin de estar bien conmigo mismo de acuerdo con tus propios valores.


 

viernes, 16 de octubre de 2015

URGENTE VS IMPORTANTE

 
 


Normalmente las cosas urgentes son los distractores más efectivos que existen y nos pueden desviar la concentración de las actividades verdaderamente importantes hasta sacarnos del rumbo de un proyecto o tarea vital.
Es el momento de parar, de reflexionar sobre las prioridades que tenemos en la vida: Proyectos personales, ocio, familia...
Aprender a gestionar el tiempo de manera óptima, puede ayudarnos no solo a atender  esas urgencias que se producen en el día a día, sino también a disponer parte de nuestro tiempo a lo que realmente es importante para cada uno de nosotros.
 
    ¡ Es tiempo para lo que realmente  importa!

miércoles, 14 de octubre de 2015

Niños complacientes

 
 
 
 
Los niños toman comportamientos complacientes para obtener así el amor de sus padres.
 
Si uno ha sentido que para ser querido tiene que ser “buen chico” y además cualquier indicio de rebeldía ha sido censurado, entonces se darán todas las condiciones necesarias para que siga manteniendo esta conducta complaciente.
 
El niño que se desvive por complacer, está constantemente dirigiendo su energía hacia el exterior en vez de satisfacer sus propias necesidades, de ahí que tras la complacencia se esconda mucho resentimiento. Mostrar esa parte de rebeldía, de enojarse, de discernir, de adoptar su propia posición y de expresar sus opiniones, inherente a cualquier ser humano, va a generar gran cantidad de angustia y culpa.
 
Es necesario ayudar a los chicos "demasiado buenos" a descubrir aquellas facetas suyas que les parecen perturbadoras y atemorizantes, así como ayudarles a expresarse libremente de manera responsable.